lunes, 17 de mayo de 2010

PASABA POR ALLÍ.
No puedo hablar del partido sin haberlo visto. Tampoco me puedo fiar de mi padre, que me dice que lo vio, pero no estoy seguro, vete tú a saber, ni de los que los ven a menudo sin que el partido pase por ellos, no sé cómo hacen pero no se enteran muy bien, o ésos mismos que habitualmente imaginan gigantes y defienden interesadamente lo que convenga a cualquier precio. Me sobran dos detalles. La alineación con la que el Sporting saltó al campo fue ayer de compromiso. Debutaron dos chavales, Sergio y Juan Muñiz, todo correcto, si no fuera porque los dos, además de Borja Navarro, son algunas de las víctimas colaterales que deja el equipo por haber tardado tanto en conseguir la permanencia. Nadie le pone hoy valor, por ejemplo, a los partidos que los tres podrían haber jugado ya en primera. Y que el Racing nos ganó por dos goles de diferencia y que ambos fueron marcados por Tchité, uno de esos delanteros cuyo juego no desmerece a ninguno de los nuestros.

Lo del pacto y todo el rollo ése que se han traido por semana, como que aburre. Era imposible ganar en Santander, primera premisa. Los comentarios al asunto se saltaban la primera parte y lo único que hacían era dañar indirectamente al Sporting. Falta por ver si la camaradería y la fiesta tendrá una contrapartida o si será simplemente un buen gesto. Porque si no había nada de lo primero, lo segundo, o sea, la fiesta, sería una charlotada cojonuda. Y es de esperar que de haber movido el cotarro y haberle regalado los puntos al Racing, la tarjetita tenga premio.

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