Te quitas de encima las excusas, las solmenas al aire y lo que te queda luego, cuando bajan todas juntas, es algo parecido a esto. Un buen barullo. Ya no hay alineaciones a las que echar la culpa. Nada de casualidades, arbitrajes parciales o petardos con fichas millonarias en los que refugiarse interesadamente para ganar tiempo. La parte buenas del asunto es que por fin se acabaron las mentiras y el debate se reduce a una cuestión de hombría. Mintío Acebes cuando hablaba de titadine? Sabía Preciado lo que se le venía encima o era una maniobra fingida y disuasoria que a lo mejor se le jodió por el camino? No eran la falta de garra o la relajación los únicos culpables de todo aquéllo. Daba lo mismo que el equipo contrario moviera bien el medio campo o jugara, como ayer, con media docena de centrales.
Y sin el espacio que ocupaban las excusas, el vacio que tiene ahora el Sporting delante asusta. No hay soluciones bastantes para cubrir los agujeros y achicar el agua. Nos queda la Santina de Covadonga o lo que decía un amigo mío al terminar el partido. Que sean suficientes los 37 puntos para salvarse.
Y sin el espacio que ocupaban las excusas, el vacio que tiene ahora el Sporting delante asusta. No hay soluciones bastantes para cubrir los agujeros y achicar el agua. Nos queda la Santina de Covadonga o lo que decía un amigo mío al terminar el partido. Que sean suficientes los 37 puntos para salvarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario